Mandatos
Movimiento Presos Políticos por la Paz;
Camilo Torres Restrepo
Compañeras
y compañeros representantes de las organizaciones sociales, pertenecientes a
congreso de los pueblos y demás expresiones políticas y sociales; delegados
internacionales que acompañan esta iniciativa popular, nosotros los presos
políticos por la paz Camilo Torres R, saludamos este nuevo esfuerzo
organizativo con gran ilusión; y esperamos esta acción política redunde en el
logro de la paz con justicia social que este pueblo colombiano tanto merece.
Quienes
somos
Somos
Pueblo, como todos ustedes hijos de las entrañas del movimiento popular, que
optamos por una forma de lucha no menos importante que las demás, tampoco la
única, ni la más o menos correcta. Simplemente una de las formas de lucha que
el pueblo emprende cuando se cierran todas las posibilidades y no queda otra
alternativa distinta que Rebelarse y usar los mismos instrumentos utilizados
por la clase dominante, desde una convicción y ética revolucionaria.
Somos
seres políticos, que hemos y seguimos luchando por las transformaciones
sociales necesarias para que Colombia avance hacia una democracia real y
efectiva, donde se garantice y respete los derechos fundamentales; económicos,
políticos, sociales y culturales, inherentes a una vida digna
Somos
Luchadores contra el capitalismo, por ser este un modo de producción inhumano,
cuya principal facultad, es la de considerar absolutamente todo como una
mercancía, incluido el ser humano.
Luchamos
por la instauración de un nuevo sistema social, que ponga como eje central a la
humanidad, que respete y haga uso racional de la naturaleza para beneficio del
bien común y no patrimonio de unos pocos.
Somos
parte del torrente revolucionario del continente, creemos en la patria grande
de Bolívar y el Che y luchamos por la integración latinoamericana y por el
establecimiento de unas relaciones internacionales, con las demás Naciones del
mundo, en igualdad de condiciones, que respeten nuestra soberanía e independencia.
Nuestros
ideales, sueños y utopías, no terminan, ni se abandonan a causa de las rejas,
muros, cadenas y candados que nos aprisionan; por el contrario, toman más
preponderancia, en la medida en que se nos hace sentir con más peso el carácter
oprobioso del régimen.
Durante
nuestra permanencia en prisión, será nuestra dignidad y ser revolucionarios
nuestra principal armadura, garantía de luchas actuales y venideras y por sobre
todo, nuestra lucha por la libertad.
Luchamos
por nuestro reconocimiento como actores políticos opositores al régimen, no
solo por parte del Estado, sino también por el movimiento social del que
formamos parte por compartir plenamente las mismas aspiraciones.
Somos
el movimiento de presos políticos por la paz, CAMILO TORREZ RESTREPO, como
muchos colombianos herederos de Camilo, reivindicamos su pensamiento y
propugnamos por la unidad del movimiento popular en torno a sus identidades,
sin abandonar el debate sobre las diferencias.
Nuestros
Mandatos
Compartimos
con las distintas fuerzas sociales y políticas del congreso de los pueblos, que
el capitalismo no es una opción de sociedad y de vida para la humanidad, porque
trata a los seres humanos como mercancías y los somete a los vaivenes del mercado,
generando a su paso una condición sistemática de privaciones extremas para las
mayorías, expresadas en el aumento de la desigualdad, miseria, muerte por
causas prevenibles, deficientes condiciones de vida para las mayorías,
explotación de los trabajadores, saqueo de los recursos naturales.
La
acumulación capitalista en Colombia ha estado signada trágicamente por el
ejercicio de la violencia y el despojo. Proceso, en el cual esta oligarquía ha
roto su propia institucionalidad, convirtiendo su enriquecimiento en un acto
criminal, combinando de manera abierta formas legales e ilegales de
acumulación. Esta transición y acumulación capitalista no hubiera sido posible
por fuera de dinámicas empresariales de corrupción, narco tráfico, saqueo de
los recursos naturales, y sin la utilización de la agresión más brutal que se
tenga conocimiento en país alguno, para garantizar el control y la defensa del
modelo.
Ante
un sistema capitalista “inhumano” como el que padecemos, no queda otra opción
que la lucha por la transformación radical del sistema y la sociedad.
Este
es nuestro primer mandato; la
lucha por un nuevo país, una sociedad distinta al capitalismo, que garantice la
equidad, la justicia, la libertad, condiciones de vida digna y de bienestar
para todos los colombianos.
Un
nuevo gobierno popular y democrático,
con la participación más amplia de todos los sectores de la sociedad
interesados en la democracia real. Esta gesta solo es posible si nos disponemos
a construir un gran bloque popular y democrático unitario, que avance en la
conquista de estas reivindicaciones.
La
construcción del poder popular, desde
lo local, municipal, regional, y la defensa de los territorios indígenas,
afros, raizales, campesinos e incluso las nuevas territorialidades urbanas, está
inscrito en nuestras formas, visión y método de construcción de la política,
para avanzar en las transformaciones planteadas. La unidad, la concientización,
La lucha política, la movilización social, las acciones directas de las masas,
en la conquista y defensa del acumulado de lucha, son la garantía del poder del
pueblo.
La
recuperación de nuestra identidad, soberanía y autodeterminación nacional. Promoviendo una nueva cultura Patriotica y autónoma.
El relacionamiento con otros y en especial con nuestros hermanos
Latinoamericanos y del Caribe debe ser bajo las normas del respeto y la
solidaridad, promoviendo el proceso democratizador que avanza en el continente
desde las ideas de Martí, Bolívar, Sandino, Camilo, Alfaro, Hugo Chávez y
tantos luchadores por la unidad e independencia del continente. En este sentido
debemos replantearnos con el país las relaciones de subordinación e imposición
del FMI, BM, OMC, TLCs, y todos los tratados lesivos para el nuevo país.
El
desarrollo económico y social, no
puede ser un fin cuantitativo de crecimiento, sino, un proceso cada vez más
cualitativo que trascienda la satisfacción de las necesidades materiales de la
población e incluya la satisfacción de sus necesidades intelectuales,
emocionales y espirituales. Es necesario construir nuevas alternativas que
armonicen el crecimiento económico con el desarrollo integral humano y se
garantice la protección de la biodiversidad.
Política
minero energética, El
extractivismo nos lleva al atraso y la dependencia de los países ricos,
limitándonos a la función de ofrecerles tales recursos en lugar de
transformarlos industrialmente, es un modelo depredador del medio ambiente que
agota los yacimientos o extrae a ritmos superiores a su tasa de reposición. Es
necesaria una política minera nacional y democrática, los recursos naturales
son de la nación y no puede entregarse su explotación a multinacionales, esta
no puede desarrollarse como modelo de enclave aislado del resto de la economía
y desarrollo del país, la misma debe aportar a los intereses generales de la
nación y su desarrollo interno.
Política
para el campo. El campo hoy es de
miseria y pobreza generalizada. Compartimos el mandato de tierras y territorios
del congreso de los pueblos que propende por un nuevo modelo de desarrollo
rural, basado en la defensa de la tierra la cultura y el medio ambiente. Con
base en criterios de equidad, desarrollo sostenible y ordenamiento territorial,
productivo y social de la propiedad. La producción de alimentos debe garantizar
primordialmente la seguridad alimentaria; la propiedad es de función social y
ecológica, de utilidad pública e interés de la nación; se deben acabar los
latifundios particulares y los monocultivos; la producción colectiva ha de
implementarse como mecanismo importante para rescatar la solidaridad y la
soberanía en la producción rural. La tierra indudablemente es para quien la
trabaja.
El
bienestar, el bien vivir, el bien común, como elementos importantes de la defensa de lo público,
Son razones importante de lucha y
mandato. Es uno de los actos más importantes en la lucha contra el
neoliberalismo. El ingreso nacional debe garantizar el gasto social que permita
mejorar la cobertura y calidad de los servicios fundamentales, derecho natural
de la humanidad pues se trata de elementos esenciales para la vida. El agua,
luz, alcantarillado, vivienda, salud, educación y acceso masivo a la cultura,
el transporte, el deporte y la recreación. En tal razón el nuevo Gobierno
Popular y Democrático, retomara la dirección y control de las empresas de
servicios públicos encaminadas a garantizar el bien vivir de los colombianos.
Nuestra
lucha por la paz: “La paz, se construye con quienes sufren la guerra, la paz,
es patrimonio de los pueblos”. Las
Raíces históricas del conflicto interno colombiano y su complejidad están dadas
por las causas políticas, económicas y sociales que lo generan; por la
diversidad de sus componentes y de manera especial el fenómeno de la corrupción
de la clase en el poder y del narcotráfico integrado este último a la
estrategia contrainsurgente del Estado, desde hace tres décadas, con la modalidad
de narco-paramilitarismo.
La
razón de nuestra rebeldía y lucha insurgente no es más que una opción
alternativa y de respuesta a la dinámica de la estructura terrorista del Estado
y el narco-paramilitarismo puntales del poder oligárquico. Alternativa porque
la violencia terrorista no permitió que democrática y soberanamente se
desarrollaran las transformaciones necesarias para el país.
El
gran reto de la solución política es el de lograr la decisión real del régimen
de desmontar esta estructura de la muerte contra la oposición política y social
y parar la guerra sucia. Y por parte de la insurgencia la decisión de
contribuir en la superación del conflicto con base a un gran consenso nacional,
una política de Estado favorable para la paz y la participación de la sociedad
en dicho proceso. Esta no es una tarea fácil, ni un problema de voluntad
política; se trata de crear condiciones reales y ganar las mayorías de la
nación para superar los problemas y abrir el camino que conduzca a la paz
estable y duradera construyendo un proceso que afronte los cambios que el país
necesita.
La
paz implica abordar un proceso hacia las transformaciones que conduzca a
superar las causas originarias y que alimentan el conflicto interno actual. Su
terminación debe llevarnos a un país en equidad y con justicia social y esta
realidad solo es posible, con la participación activa y decidida del pueblo
colombiano. Hoy por hoy es la mayor reivindicación del movimiento popular que
solo se conquista mediante la movilización, como lo están demostrando las
luchas de campesinos, indígenas, mineros y estudiantes, en las calles.
Si
la terminación del conflicto no trae consigo para el país cambios sustanciales
en un proceso democratizador que signifique aproximarnos a una realidad de
justicia social y equidad, la paz seguirá siendo esquiva para los colombianos.
La
búsqueda de la paz, ha estado siempre en nuestras razones de lucha y hoy sigue
siendo vigente y urgente, la opción de los Rebeldes prisioneros políticos es la
paz desde la perspectiva planteada de un país en equidad y con justicia social.
Saludamos
el proceso de diálogo que se adelanta en la Habana, Entre las FARC –EP y el
Gobierno del presidente Santos, con interés y satisfacción esperamos se inicien
las conversaciones entre el ELN y el Gobierno Nacional y compartimos con los
colombianos que este esperanzador momento, es el inicio del camino, en la
concreción de hechos reales que nos acerquen a un país en paz, este se
consolidara, si y solo si, la sociedad organizada participa decididamente en la
construcción de este proceso.
En
nuestra condición de Presos Políticos además de los mandatos expresados anteriormente nuestra lucha está
encaminada al logro de la Libertad, el Reconocimiento Político como luchadores
revolucionarios y el Trato Digno de respeto de la condición de prisioneros
políticos. Sobra ante ustedes las sustentaciones del carácter revolucionario de
nuestros actos y de porque nos hicimos rebeldes.
La
situación de las cárceles del país. No
podemos desconocer la realidad de más de 150 mil presos del país, como
resultado de la crisis del sistema que excluye a las mayorías.
Hoy
tenemos una sociedad con grandes y graves desajustes sociales: niveles de
pobreza extremos, dinámicas de exclusión históricas, inequidad como ningún otro
país en el continente, diversas expresiones de violencia, narcotráfico,
corrupción, una guerra interna como expresión de un conflicto político social y
armado, un estado aliado del narcotráfico y paramilitares que sembraron de
sangre y degradaron de manera extrema el conflicto.
Estos
graves desajustes de la sociedad, afectan la dignidad y los derechos humanos de
la población colombiana, y las posibilidades de un normal desarrollo como
colectividad.
El
Estado ha demostrado que es incapaz de resolverlos por la vía de políticas,
planes y programas de desarrollo, esta realidad y el crecimiento de estos
desajustes sociales rompen su propio ordenamiento jurídico, acudiendo a la
adopción de la política criminal como instrumento para enfrentar los graves
desajustes sociales.
Los
desajustes sociales no pueden tener un tratamiento penal, la pobreza, la
exclusión, no pueden ser castigadas con cárcel, es necesario deslindar la
política criminal de los desajustes de la sociedad, de lo contrario estamos
hablando de un estado fallido que no resuelve sus problemas y que por el
contrario reprime y castiga a sus ciudadanos, que reclaman sus derechos
fundamentales.
Por
esta razón reivindicamos la lucha del Movimiento Nacional Carcelario. Que como
propósito central viene planteando lo siguiente:
1.
Proponemos la adopción de una política criminal que interprete la verdadera
realidad y causas de la criminalidad del país. La pobreza y los desajustes
sociales no pueden ser instrumento de criminalización.
2.
Declarar la Emergencia Social y Humanitaria en las Cárceles de Colombia
3.
Regionalización de los prisioneros – Acercamiento familiar.
4.
Rebaja del 20% de la pena, otorgamiento de subrogados penales y beneficios
administrativos.
5. Solución a los problemas de salud, salubridad y
hacinamiento.
6.
No a la extradición.
7.
Reforma a la ley 65/ 93 con la participación de los internos y la creación de
un reglamento único
8.
Alternatividad penal
Solos
no podemos
“La
Unidad y Organización del campo popular es una condición indispensable en el
proceso de transformaciones”.
Estamos
ante una situación en la cual no hemos sabido aprovechar nuestra mayor riqueza
organizativa “la diferencia”, nos hemos dejado llevar por la escuela del
capitalismo al dar malos tratos a discusiones que han podido ser superadas con
mucha más prudencia y fraternidad.
En
ocasiones nos hemos dejado llevar por los agentes del estado, que han permeado
y creado al interior de la lucha social falsos propósitos. Debemos ser capaces
de superar los viejos esquemas organizativos de los pequeños feudos.
Llamémonos
a la realización de un proceso continuamente abierto, unámonos en torno a un
propósito mayor de interés común, en el que nos vayamos dando cita, en el que
nos vayamos convocando y aprendiendo a vivir las experiencias de las demás
organizaciones y de la humanidad toda.
Así
como dijo nuestro gran líder popular Camilo Torres Restrepo “recojamos lo que nos
identifica,” desechemos la práctica de marginar, de imponer, de dominar;
construyamos la cultura de respeto, solidaridad, fraternidad y desde esta
perspectiva preguntémonos ¿Que nos identifica a los Progresistas, Demócratas,
Liberales, Social demócratas, Iglesia popular, Ecologistas e Izquierda
radical?; la construcción de un proyecto democrático común como tránsito hacia
las trasformaciones radicales.
Ser
conscientes de que estamos en un contexto cultural específico,
Latinoamericano-caribeño, no nos dejemos perder en el sistema globalizador, el
cual es asimétrico, que se traduce en idolatría del consumo, exclusión, pobreza
absoluta y destrucción de la naturaleza; que desde acá, con los aportes
indígenas, negros, raizales y nuevas culturas urbanas, intentemos construir lo
nuestro; la filosofía y pensamiento de acento latinoamericano.
Hoy
más que nunca es el momento de la unidad, reconozcamos que todos hemos hecho
grandes esfuerzos y aportes en esta lucha por una nueva sociedad, hemos
sacrificado vidas, intereses particulares, ¡la libertad misma! Pero aún tenemos
que hacer un esfuerzo mayor, para que aceptándonos con nuestras diferencias,
podamos lograr el fin último “la sociedad de justicia, de derechos, de equidad
y dignidad que merece este pueblo Colombiano.
Permítanos
con todo respeto traer a la memoria a nuestro gran líder popular que ofrendó su
vida ante este mismo noble propósito que hoy se está convocando desde diversos
escenarios organizativos, se trata del sacerdote y líder popular Camilo Torres
Restrepo, que se puso de lado de los desprotegidos y perseguidos, de los
campesinos , de los obreros, de los estudiantes, de los intelectuales
inconformes, de las mujeres explotadas que en su vehemente y constante llamado
a la unidad revolucionaria de las mayorías, nos decía que solo “por medio de la
unidad, la organización y la acción será posible arrebatarle el poder a la
minoría, pues esta por si sola jamás entregará los privilegios y el poder al
pueblo”, esto solo será posible mediante una acción de masas organizada,
decidida, y categórica. Y es que lo que Camilo antes denuncio y combatió son
los mismos problemas que hoy hay que acabar.
No le entreguemos esta misma sociedad tan inhumana a
las próximas generaciones. Este propósito lo venimos labrando desde mucho
tiempo atrás, no posterguemos lo estratégico; que este importante evento y los
venideros se conviertan en el escenario que tanto necesita la clase popular,
los indígenas, las comunidades afro descendientes y todas y todos los que se
identifican con la noble causa de los pueblos.
Mandatos
Movimiento Presos Políticos por la Paz
Camilo Torres Restrepo
Abril 2013