jueves, 18 de abril de 2013



Mandatos
Movimiento Presos Políticos por la Paz;
Camilo Torres Restrepo

Compañeras y compañeros representantes de las organizaciones sociales, pertenecientes a congreso de los pueblos y demás expresiones políticas y sociales; delegados internacionales que acompañan esta iniciativa popular, nosotros los presos políticos por la paz Camilo Torres R, saludamos este nuevo esfuerzo organizativo con gran ilusión; y esperamos esta acción política redunde en el logro de la paz con justicia social que este pueblo colombiano tanto merece.

Quienes somos

Somos Pueblo, como todos ustedes hijos de las entrañas del movimiento popular, que optamos por una forma de lucha no menos importante que las demás, tampoco la única, ni la más o menos correcta. Simplemente una de las formas de lucha que el pueblo emprende cuando se cierran todas las posibilidades y no queda otra alternativa distinta que Rebelarse y usar los mismos instrumentos utilizados por la clase dominante, desde una convicción y ética revolucionaria.

Somos seres políticos, que hemos y seguimos luchando por las transformaciones sociales necesarias para que Colombia avance hacia una democracia real y efectiva, donde se garantice y respete los derechos fundamentales; económicos, políticos, sociales y culturales, inherentes a una vida digna

Somos Luchadores contra el capitalismo, por ser este un modo de producción inhumano, cuya principal facultad, es la de considerar absolutamente todo como una mercancía, incluido el ser humano.

Luchamos por la instauración de un nuevo sistema social, que ponga como eje central a la humanidad, que respete y haga uso racional de la naturaleza para beneficio del bien común y no patrimonio de unos pocos.

Somos parte del torrente revolucionario del continente, creemos en la patria grande de Bolívar y el Che y luchamos por la integración latinoamericana y por el establecimiento de unas relaciones internacionales, con las demás Naciones del mundo, en igualdad de condiciones, que respeten nuestra soberanía e independencia.

Nuestros ideales, sueños y utopías, no terminan, ni se abandonan a causa de las rejas, muros, cadenas y candados que nos aprisionan; por el contrario, toman más preponderancia, en la medida en que se nos hace sentir con más peso el carácter oprobioso del régimen.
Durante nuestra permanencia en prisión, será nuestra dignidad y ser revolucionarios nuestra principal armadura, garantía de luchas actuales y venideras y por sobre todo, nuestra lucha por la libertad.

Luchamos por nuestro reconocimiento como actores políticos opositores al régimen, no solo por parte del Estado, sino también por el movimiento social del que formamos parte por compartir plenamente las mismas aspiraciones.

Somos el movimiento de presos políticos por la paz, CAMILO TORREZ RESTREPO, como muchos colombianos herederos de Camilo, reivindicamos su pensamiento y propugnamos por la unidad del movimiento popular en torno a sus identidades, sin abandonar el debate sobre las diferencias.

Nuestros Mandatos

Compartimos con las distintas fuerzas sociales y políticas del congreso de los pueblos, que el capitalismo no es una opción de sociedad y de vida para la humanidad, porque trata a los seres humanos como mercancías y los somete a los vaivenes del mercado, generando a su paso una condición sistemática de privaciones extremas para las mayorías, expresadas en el aumento de la desigualdad, miseria, muerte por causas prevenibles, deficientes condiciones de vida para las mayorías, explotación de los trabajadores, saqueo de los recursos naturales.

La acumulación capitalista en Colombia ha estado signada trágicamente por el ejercicio de la violencia y el despojo. Proceso, en el cual esta oligarquía ha roto su propia institucionalidad, convirtiendo su enriquecimiento en un acto criminal, combinando de manera abierta formas legales e ilegales de acumulación. Esta transición y acumulación capitalista no hubiera sido posible por fuera de dinámicas empresariales de corrupción, narco tráfico, saqueo de los recursos naturales, y sin la utilización de la agresión más brutal que se tenga conocimiento en país alguno, para garantizar el control y la defensa del modelo.

Ante un sistema capitalista “inhumano” como el que padecemos, no queda otra opción que la lucha por la transformación radical del sistema y la sociedad.

Este es nuestro primer mandato; la lucha por un nuevo país, una sociedad distinta al capitalismo, que garantice la equidad, la justicia, la libertad, condiciones de vida digna y de bienestar para todos los colombianos.

Un nuevo gobierno popular y democrático, con la participación más amplia de todos los sectores de la sociedad interesados en la democracia real. Esta gesta solo es posible si nos disponemos a construir un gran bloque popular y democrático unitario, que avance en la conquista de estas reivindicaciones.

La construcción del poder popular, desde lo local, municipal, regional, y la defensa de los territorios indígenas, afros, raizales, campesinos e incluso las nuevas territorialidades urbanas, está inscrito en nuestras formas, visión y método de construcción de la política, para avanzar en las transformaciones planteadas. La unidad, la concientización, La lucha política, la movilización social, las acciones directas de las masas, en la conquista y defensa del acumulado de lucha, son la garantía del poder del pueblo.

La recuperación de nuestra identidad, soberanía y autodeterminación nacional. Promoviendo una nueva cultura Patriotica y autónoma. El relacionamiento con otros y en especial con nuestros hermanos Latinoamericanos y del Caribe debe ser bajo las normas del respeto y la solidaridad, promoviendo el proceso democratizador que avanza en el continente desde las ideas de Martí, Bolívar, Sandino, Camilo, Alfaro, Hugo Chávez y tantos luchadores por la unidad e independencia del continente. En este sentido debemos replantearnos con el país las relaciones de subordinación e imposición del FMI, BM, OMC, TLCs, y todos los tratados lesivos para el nuevo país.

El desarrollo económico y social, no puede ser un fin cuantitativo de crecimiento, sino, un proceso cada vez más cualitativo que trascienda la satisfacción de las necesidades materiales de la población e incluya la satisfacción de sus necesidades intelectuales, emocionales y espirituales. Es necesario construir nuevas alternativas que armonicen el crecimiento económico con el desarrollo integral humano y se garantice la protección de la biodiversidad.

Política minero energética, El extractivismo nos lleva al atraso y la dependencia de los países ricos, limitándonos a la función de ofrecerles tales recursos en lugar de transformarlos industrialmente, es un modelo depredador del medio ambiente que agota los yacimientos o extrae a ritmos superiores a su tasa de reposición. Es necesaria una política minera nacional y democrática, los recursos naturales son de la nación y no puede entregarse su explotación a multinacionales, esta no puede desarrollarse como modelo de enclave aislado del resto de la economía y desarrollo del país, la misma debe aportar a los intereses generales de la nación y su desarrollo interno.

Política para el campo. El campo hoy es de miseria y pobreza generalizada. Compartimos el mandato de tierras y territorios del congreso de los pueblos que propende por un nuevo modelo de desarrollo rural, basado en la defensa de la tierra la cultura y el medio ambiente. Con base en criterios de equidad, desarrollo sostenible y ordenamiento territorial, productivo y social de la propiedad. La producción de alimentos debe garantizar primordialmente la seguridad alimentaria; la propiedad es de función social y ecológica, de utilidad pública e interés de la nación; se deben acabar los latifundios particulares y los monocultivos; la producción colectiva ha de implementarse como mecanismo importante para rescatar la solidaridad y la soberanía en la producción rural. La tierra indudablemente es para quien la trabaja.

El bienestar, el bien vivir, el bien común, como elementos importantes de la defensa de lo público, Son razones importante de lucha y mandato. Es uno de los actos más importantes en la lucha contra el neoliberalismo. El ingreso nacional debe garantizar el gasto social que permita mejorar la cobertura y calidad de los servicios fundamentales, derecho natural de la humanidad pues se trata de elementos esenciales para la vida. El agua, luz, alcantarillado, vivienda, salud, educación y acceso masivo a la cultura, el transporte, el deporte y la recreación. En tal razón el nuevo Gobierno Popular y Democrático, retomara la dirección y control de las empresas de servicios públicos encaminadas a garantizar el bien vivir de los colombianos.

Nuestra lucha por la paz: “La paz, se construye con quienes sufren la guerra, la paz, es patrimonio de los pueblos”. Las Raíces históricas del conflicto interno colombiano y su complejidad están dadas por las causas políticas, económicas y sociales que lo generan; por la diversidad de sus componentes y de manera especial el fenómeno de la corrupción de la clase en el poder y del narcotráfico integrado este último a la estrategia contrainsurgente del Estado, desde hace tres décadas, con la modalidad de narco-paramilitarismo.

La razón de nuestra rebeldía y lucha insurgente no es más que una opción alternativa y de respuesta a la dinámica de la estructura terrorista del Estado y el narco-paramilitarismo puntales del poder oligárquico. Alternativa porque la violencia terrorista no permitió que democrática y soberanamente se desarrollaran las transformaciones necesarias para el país.

El gran reto de la solución política es el de lograr la decisión real del régimen de desmontar esta estructura de la muerte contra la oposición política y social y parar la guerra sucia. Y por parte de la insurgencia la decisión de contribuir en la superación del conflicto con base a un gran consenso nacional, una política de Estado favorable para la paz y la participación de la sociedad en dicho proceso. Esta no es una tarea fácil, ni un problema de voluntad política; se trata de crear condiciones reales y ganar las mayorías de la nación para superar los problemas y abrir el camino que conduzca a la paz estable y duradera construyendo un proceso que afronte los cambios que el país necesita.

La paz implica abordar un proceso hacia las transformaciones que conduzca a superar las causas originarias y que alimentan el conflicto interno actual. Su terminación debe llevarnos a un país en equidad y con justicia social y esta realidad solo es posible, con la participación activa y decidida del pueblo colombiano. Hoy por hoy es la mayor reivindicación del movimiento popular que solo se conquista mediante la movilización, como lo están demostrando las luchas de campesinos, indígenas, mineros y estudiantes, en las calles.

Si la terminación del conflicto no trae consigo para el país cambios sustanciales en un proceso democratizador que signifique aproximarnos a una realidad de justicia social y equidad, la paz seguirá siendo esquiva para los colombianos.

La búsqueda de la paz, ha estado siempre en nuestras razones de lucha y hoy sigue siendo vigente y urgente, la opción de los Rebeldes prisioneros políticos es la paz desde la perspectiva planteada de un país en equidad y con justicia social.

Saludamos el proceso de diálogo que se adelanta en la Habana, Entre las FARC –EP y el Gobierno del presidente Santos, con interés y satisfacción esperamos se inicien las conversaciones entre el ELN y el Gobierno Nacional y compartimos con los colombianos que este esperanzador momento, es el inicio del camino, en la concreción de hechos reales que nos acerquen a un país en paz, este se consolidara, si y solo si, la sociedad organizada participa decididamente en la construcción de este proceso.

En nuestra condición de Presos Políticos además de los mandatos expresados anteriormente nuestra lucha está encaminada al logro de la Libertad, el Reconocimiento Político como luchadores revolucionarios y el Trato Digno de respeto de la condición de prisioneros políticos. Sobra ante ustedes las sustentaciones del carácter revolucionario de nuestros actos y de porque nos hicimos rebeldes.

La situación de las cárceles del país. No podemos desconocer la realidad de más de 150 mil presos del país, como resultado de la crisis del sistema que excluye a las mayorías.

Hoy tenemos una sociedad con grandes y graves desajustes sociales: niveles de pobreza extremos, dinámicas de exclusión históricas, inequidad como ningún otro país en el continente, diversas expresiones de violencia, narcotráfico, corrupción, una guerra interna como expresión de un conflicto político social y armado, un estado aliado del narcotráfico y paramilitares que sembraron de sangre y degradaron de manera extrema el conflicto.

Estos graves desajustes de la sociedad, afectan la dignidad y los derechos humanos de la población colombiana, y las posibilidades de un normal desarrollo como colectividad.
El Estado ha demostrado que es incapaz de resolverlos por la vía de políticas, planes y programas de desarrollo, esta realidad y el crecimiento de estos desajustes sociales rompen su propio ordenamiento jurídico, acudiendo a la adopción de la política criminal como instrumento para enfrentar los graves desajustes sociales.
Los desajustes sociales no pueden tener un tratamiento penal, la pobreza, la exclusión, no pueden ser castigadas con cárcel, es necesario deslindar la política criminal de los desajustes de la sociedad, de lo contrario estamos hablando de un estado fallido que no resuelve sus problemas y que por el contrario reprime y castiga a sus ciudadanos, que reclaman sus derechos fundamentales.

Por esta razón reivindicamos la lucha del Movimiento Nacional Carcelario. Que como propósito central viene planteando lo siguiente:

1. Proponemos la adopción de una política criminal que interprete la verdadera realidad y causas de la criminalidad del país. La pobreza y los desajustes sociales no pueden ser instrumento de criminalización.
2. Declarar la Emergencia Social y Humanitaria en las Cárceles de Colombia
3. Regionalización de los prisioneros – Acercamiento familiar.
4. Rebaja del 20% de la pena, otorgamiento de subrogados penales y beneficios administrativos.
5. Solución a los problemas de salud, salubridad y hacinamiento.
6. No a la extradición.
7. Reforma a la ley 65/ 93 con la participación de los internos y la creación de un reglamento único
8. Alternatividad penal

Solos no podemos

“La Unidad y Organización del campo popular es una condición indispensable en el proceso de transformaciones”.
Estamos ante una situación en la cual no hemos sabido aprovechar nuestra mayor riqueza organizativa “la diferencia”, nos hemos dejado llevar por la escuela del capitalismo al dar malos tratos a discusiones que han podido ser superadas con mucha más prudencia y fraternidad.

En ocasiones nos hemos dejado llevar por los agentes del estado, que han permeado y creado al interior de la lucha social falsos propósitos. Debemos ser capaces de superar los viejos esquemas organizativos de los pequeños feudos.

Llamémonos a la realización de un proceso continuamente abierto, unámonos en torno a un propósito mayor de interés común, en el que nos vayamos dando cita, en el que nos vayamos convocando y aprendiendo a vivir las experiencias de las demás organizaciones y de la humanidad toda.

Así como dijo nuestro gran líder popular Camilo Torres Restrepo “recojamos lo que nos identifica,” desechemos la práctica de marginar, de imponer, de dominar; construyamos la cultura de respeto, solidaridad, fraternidad y desde esta perspectiva preguntémonos ¿Que nos identifica a los Progresistas, Demócratas, Liberales, Social demócratas, Iglesia popular, Ecologistas e Izquierda radical?; la construcción de un proyecto democrático común como tránsito hacia las trasformaciones radicales.

Ser conscientes de que estamos en un contexto cultural específico, Latinoamericano-caribeño, no nos dejemos perder en el sistema globalizador, el cual es asimétrico, que se traduce en idolatría del consumo, exclusión, pobreza absoluta y destrucción de la naturaleza; que desde acá, con los aportes indígenas, negros, raizales y nuevas culturas urbanas, intentemos construir lo nuestro; la filosofía y pensamiento de acento latinoamericano.

Hoy más que nunca es el momento de la unidad, reconozcamos que todos hemos hecho grandes esfuerzos y aportes en esta lucha por una nueva sociedad, hemos sacrificado vidas, intereses particulares, ¡la libertad misma! Pero aún tenemos que hacer un esfuerzo mayor, para que aceptándonos con nuestras diferencias, podamos lograr el fin último “la sociedad de justicia, de derechos, de equidad y dignidad que merece este pueblo Colombiano.

Permítanos con todo respeto traer a la memoria a nuestro gran líder popular que ofrendó su vida ante este mismo noble propósito que hoy se está convocando desde diversos escenarios organizativos, se trata del sacerdote y líder popular Camilo Torres Restrepo, que se puso de lado de los desprotegidos y perseguidos, de los campesinos , de los obreros, de los estudiantes, de los intelectuales inconformes, de las mujeres explotadas que en su vehemente y constante llamado a la unidad revolucionaria de las mayorías, nos decía que solo “por medio de la unidad, la organización y la acción será posible arrebatarle el poder a la minoría, pues esta por si sola jamás entregará los privilegios y el poder al pueblo”, esto solo será posible mediante una acción de masas organizada, decidida, y categórica. Y es que lo que Camilo antes denuncio y combatió son los mismos problemas que hoy hay que acabar.
No le entreguemos esta misma sociedad tan inhumana a las próximas generaciones. Este propósito lo venimos labrando desde mucho tiempo atrás, no posterguemos lo estratégico; que este importante evento y los venideros se conviertan en el escenario que tanto necesita la clase popular, los indígenas, las comunidades afro descendientes y todas y todos los que se identifican con la noble causa de los pueblos.
Mandatos
Movimiento Presos Políticos por la Paz
Camilo Torres Restrepo
Abril 2013

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