miércoles, 14 de mayo de 2014

CARTA ABIERTA A CALLE 13

René Pérez

Vocalista agrupación calle 13.

Demás integrantes del grupo.

El movimiento de presos políticos CAMILO TORRES RESTREPO, Los saluda y les da la bienvenida a Colombia, expresándoles nuestra admiración por su compromiso con la denuncia de la injusticia social, la discriminación, el saqueo de los recursos naturales y la destrucción de la naturaleza.

A pesar de que estamos privados de la libertad por haber asumido la lucha armada como una posibilidad real de hacer frente a un régimen que durante toda la historia ha excluido, señalado y acabado al opositor político, y explotado las mayorías, estamos de acuerdo con usted, con la juventud que usted representa y con la gran mayoría de la humanidad, en que hay que PARAR LA GUERRA y que los fusiles sean reemplazados por los libros, las balas por las palabras y las bombas por las canciones.

Sin embargo, consideramos que parar la guerra no es un problema simple y llano de la voluntad de unos u otros y debemos contemplar dentro de la realidad compleja, cual es el origen del conflicto armado, entender de qué conflicto estamos hablando y desde ese reconocimiento de la realidad buscar las salidas que corresponden.

Hemos de decirles que la historia a la que pertenecemos en estos últimos 50 años y de la que debemos dar cuenta, es una historia de lucha y violencia revolucionaria, que asumimos como respuesta a la violencia estructural de un régimen que la ha utilizado desde siempre como medio para garantizar la dominación, un sistema que ha generado: miseria, explotación, discriminación, depredación y entrega de los recursos naturales a consorcios económicos que en nada contribuyen con el desarrollo y el bienestar de las naciones y de los pueblos. Somos herederos de otro momento de nuestra historia de violencia. Somos parte de una sociedad de las más desiguales del mundo, donde unos pocos amasaron su riqueza mediante el uso de la violencia, y le sirvieron de mecanismo de avanzada para el despojo de las multinacionales, no es como nos quieren hacer creer, como parte de la creatividad y desarrollo empresarial de esta elite dominante.
Es por ello que consideramos que le corresponde principalmente a los que la iniciaron y la siguen implementando con la renovación diaria de las causas que la originaron: La exclusión, violencia política, económica, social, cultural e indiscriminada, a los que debemos exigir se pare el uso de la violencia. De nuestra parte nos disponemos para que la política no lleve implícito las armas.

Miseria, explotación, exclusión, discriminación, depredación y entrega de los recursos naturales, son prácticas de los explotadores “del Capitalismo”, no son inherentes a nuestro continente; lo originario, lo nuestro, es la armonía, el respeto, la solidaridad, la naturaleza.
La guerra no puede ser el futuro que tengan que afrontar las nuevas generaciones, en un continente lleno de potencialidades naturales y humanas, donde las circunstancias de la historia pusieron a todas las expresiones y diversidades de la especie humana.

Los pueblos originarios no pueden seguir siendo tratados como extranjeros en sus propios territorios. Los afrodescendientes no pueden seguir siendo considerados ciudadanos de segunda, cuando muchas de las riquezas acumuladas por los grandes empresarios de la actualidad, se deben a las herencias dejadas por sus antepasados, gracias a la desdicha de pueblos enteros trasladados en condición de esclavos a través de los grandes mares.

Los campesinos de nuestra América no pueden seguir siendo obligados a entregar sus tierras a las multinacionales, que ahora pretenden que la comida de la humanidad esté supeditada a lo que ellas quieran venderle y a los precios que ellos consideren.

El mundo no pude seguir girando en torno a un elemento que se asumió en principio, como una herramienta para facilitar el intercambio entre los pueblos de productos necesarios para su subsistencia, pero que la ambición de uno cuantos logró transformar en elemento determinador de poder, prestigio social y mercancía para someter al resto mediante el desprecio, el hambre y la muerte.

El dinero no pude seguir siendo el centro de atención de la especie humana, en aras del cual hemos entrado en una carrera desenfrenada por destruir el planeta con el banal argumento del desarrollo, conduciéndonos de esta manera al extermino generalizado no solo de nuestra especie sino de la toda la vida.

Que gran verdad la que usted transmite en sus canciones: “Tu no puedes comprar viento, tú no puedes comprar la lluvia, tú no puedes comprar el sol, tú no puedes comprar el calor…tú no puedes comprar las nubes, tú no puedes comprar mi alegría, tú no puedes comprar mis dolores….la vida no se vende.
La solución no pude ser la apocalíptica profetizada por algunos catastrofistas que aseguran que la única manera de que la vida siga en la tierra, es que desaparezca la especie humana. Estamos llamados a ser garantía de vida en todos los ámbitos de la naturaleza, empezando por considerar al otro como igual, entendiendo que somos parte de la naturaleza y que la tierra es el único hogar que tenemos.

La presencia de esta gran multitud no solo de jóvenes, sino de gentes de diferentes edades, es muestra fiel de que su mensaje a calado y sigue penetrando las conciencias y de aquí saldrán con la visión reforzada de que la esperanza no ha muerto y de que las utopías se pueden ir haciendo posible poco a poco, demostrando con ello, que la historia no tiene fin, porque nosotros la hacemos día a día. En el continente van surgiendo nuevas relaciones sociales distintas al capitalismo, van emergiendo nuevas formas de relacionarnos desde la diversidad, nuevas formas de ser nosotros latinoamericanos. Una nueva cultura mana de las entrañas de nuestros pueblos, la cultura de la liberación.

Cuanto hubiéramos querido estar en esta plaza acompañándolos a usted, a su agrupación y a este público, pero el habernos atrevido a soñar y a luchar por la realización de esos sueños, hacen que hoy, nos tengamos que conformar con verlo por televisión gracias a la transmisión de canal capital, con el infortunio de que no todos lo podremos hacer, pues la mayoría de nosotros nos encontramos en penitenciaría, donde no tener un televisor forma parte de la condena.

A pesar de todo, nos sentimos alagados con su presencia en nuestra patria y estamos seguros que su mensaje será de gran recibo y contribuirá a seguir la movilización y lucha por la TERMINACIÓN DE LA GUERRA. También que contribuya al rescate y la construcción de una cultura e identidad propia para América Latina; que su canto, su ritmo y talento artístico convoque a muchos artistas jóvenes colombianos a liberar a nuestro pueblo de las garras de la indiferencia y las atrocidades que hemos heredado del invasor capitalista.

Propósito que depende de la contribución de muchos, entre ellos de los artistas jóvenes como usted, que han entendido que los libro, las palabras y las canciones, son más eficaces que los fusiles, las balas y las bombas, pero que no por eso son consideradas menos peligrosas por quienes temen perder el poder que el dinero les ha proporcionado.

Cárceles de Colombia. Mayo 14 de 1014.

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